domingo, 28 de abril de 2013

¿Todo vuelve a su cauce?


Se acabó. Todo se acabó. Sin explicaciones, sin ningún por qué. Y hoy me pregunto, ¿será por mi culpa? Nos pasamos, lo se. Comimos del fruto prohibido y ahora somos adictos. Ese fruto que nos tentaba desde hacía demasiado tiempo. Cometimos un error, y ahora lo pagamos. Ambos. El tiempo dirá si fue para bien o para mal, aunque ahora el mundo se desmorone, aunque todo se vuelva oscuro. Porque lo nuestro era un quiero y no puedo, un quiero que pudo ser y no fue. Un quiero del que siempre nos quedarán dudas. ¿Cómo hubiera sido? ¿Hubiéramos sido felices? ¿Se hubiera acabado la amistad que nos unía?
Pero ahora no se debe pensar en el pasado. Hay que pensar en el futuro. Un futuro cercano en el que tus dedos recorrerán cada centímetro de mi piel. Un futuro en el que tus labios poseerán los míos, en el que los dos seremos uno. Como hubiese sido. Como siempre ha sido. Porque lo nuestro siempre ha sido más que amistad. Ambos lo sabíamos. En el fondo, lo sabíamos.
Si el destino está de nuestro lado, pronto todo lo que hubo de ser, será.

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